“Nos Calan Gaef” y las hadas de las colinas huecas
Cuenta la leyenda que las Shee (del gaélico hadas, que también significa “gente de las colinas”) habitan en las antiguas obras de la tierra, y por las noches aparecen encendidas, como miles de lucecitas centelleantes que, en ocasiones, avanzan hacia los cerros. Las hadas, además de vivir en las colinas, guardan allí sus tesoros, y se dice que, quien se atreva a ir en su busca, escuchará voces maléficas, terribles tormentas e, incluso, podría sufrir accidentes fatales, en un intento de las hadas por proteger sus tesoros.
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El 31 de octubre, cuando llega la noche de Samhain (“Nos Calan Gaef” en gaélico), todas las barreras se derriban y los diferentes mundos se comunican, y entonces las hadas pueden ser vistas por todos los humanos, y los espacios que habitan se vuelven accesibles para aquel que quiera visitarlos. Se dice también que si esa noche se coloca albahaca, verbena o romero en las ventanas las hadas vendrán a saludarte, creas o no en ellas.
Pero después del día de todos los santos no se recomienda a los transeúntes que invadan los cerros de las hadas. Si las hadas parecen reacias a salir de su colina, puede descubrirse la entrada dando nueve vueltas en torno al cerro, en fase de luna llena. Se dice que quienes no tengan realmente interés o valentía en penetrar en la morada de las hadas, si pegan el oído al suelo escucharan los ruidos de las algazaras.