Los vampiros de Nueva Orleans
Cuenta la leyenda que cuando los primeros colonizadores llegaron a Nueva Orleans, se ocultaban vampiros en sus barcos. Esto vampiros llegaron para quedarse y, desde entonces, habitan en los cementerios de la ciudad.
Por eso, cuando alguien muere, sus familiares no se separan del cuerpo ni un instante hasta el momento de su entierro, para garantizar que los difuntos no se levanten de sus tumbas.
Nueva Orleans se ha convertido, así, en una ciudad rodeada de un halo de misterio y que alberga infinidad de leyendas místicas y sobrenaturales marcadas por la diversidad cultural de sus habitantes. En cada esquina de la ciudad, en particular en las calles del Barrio Francés, se respira un ambiente de misticismo, que viene de una profunda creencia en lo sobrenatural por parte de los habitantes de la ciudad.
Nueva Orleans es una de las ciudades en las que todavía se habla francés cajún, un dialecto del francés derivado del que hablaban los colonizadores franceses que allí se asentaron, y de los descendientes de los francófonos expulsados de Canadá en 1755. De esta fusión de dialectos, culturas y tradiciones surgió el actual francés cajún que, después de sufrir un descenso en el número de hablantes, se está tratando de recuperar, aunque se considera una lengua en peligro de extinción.
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